Esta producción pretende colectivizar la experiencia de trabajo desde un organismo estatal (Mides – UCC), dar a conocer, intercambiar y pensar juntos, desde nuestra práctica con la primera infancia en un contexto de pobreza. Allí, el desamparo se cuela por todos lados...desamparo social, psíquico, nos encontramos con la pura necesidad, con el hambre, es su más extensa acepción. Podemos pensar el programa como una forma de amparar...acompañando el vínculo temprano, escuchando, mirando, sosteniendo, cumpliendo muchas veces una función de maternaje, no tanto con los niños/as sino con las madres, habilitándolas. Fomentando el espacio para que puedan pasar por la denominada preocupación maternal primaria de Winnicott, dando lugar al imaginario de ese futuro bebé, estando presentes en esos primeros momentos del recién nacido, ese tiempo de desvalimiento ante la vida, en el que se está a merced de otro, tiempo al cual se le suman dificultades y dolores por el contexto. Allí estamos a compañando la capacidad de mentalizar de las mamás, colaborando en el proceso de separación individuación, son algunas de las diversas formas en las que estamos presentes de alguna forma en la construcción del psiquismo de estos niños y niñas.

Queremos plantear, desde nuestra experiencia como integrantes del Equipo Técnico de una Institución de protección y amparo en Convenio con INAU, una situación disparadora de algunas reflexiones acerca de la problemática del desamparo, que se reproduce desde diferentes ángulos en la trayectoria de la institucionalización. Estas reflexiones surgen, no solamente de nuestra experiencia, observación e intervención directa de la situación, sino además de los indicadores que emergen de la historia de vida personal del niño; con intentos fallidos de restitución de derechos que terminan vulnerando aún más los mismos. Se trata de la historia de un niño de 9 años, institucionalizado desde los 9 meses de vida, que ha transitado por intentos de reintegro familiar con situaciones de negligencia y maltrato que atraviesa lo generacional. La estructuración psíquica se ha visto severamente comprometida a partir de lo traumático del abandono, el maltrato y la negligencia reiterados. Así mismo, queremos dar cuenta también, como el sistema de amparo y protección en su totalidad (las redes comunitarias, la escuela, el ámbito de la salud, el mundo jurídico) formaron y forman parte de la resolución del problema desde un lugar de corresponsabilidad real y concreto

El presente trabajo pretende reflexionar sobre la intervención psicomotriz dirigida a promover el desarrollo psicomotor de niños/as que viven en situación de vulnerabilidad socioecónomica y sanitaria. Se parte cuestionamientos y aprendizajes surgidos en la experiencia de casi una década de trabajo en programas insertos en políticas públicas dirigidas a la primera infancia. Condiciones espaciales deficitarias, dificultades en el crecimiento, falta de recursos, poca disponibilidad parental, escasas redes familiares e institucionales, ausencia de espacios de juegos, entre otros, forman un entretejido de desamparo para el desarrollo de niños y niñas. Desde un posicionamiento de escucha empática, observación sin juicios, disponibilidad corporal, con flexibilidad y creatividad, con capacidad permanente de auto-observación y una apertura a trabajar en equipo desde la transdisciplina, el psicomotricista puede aportar a la intervención con esta población. Con el fin de promover un desarrollo ajustado al contexto, que permita al niño/a adquirir capacidades tónico-pósturo-motrices, comunicacionales, socio-afectivas, que habiliten una adaptación activa al entorno. El trabajo en políticas públicas tiene algo de artesanal, requiere de una necesidad de distanciación para poder pensar sobre el hacer, aceptar límites, aprender a frustrarse y celebrar cada logro. Y así dar cierto amparo a las familias atravesadas por el desamparo.