Hilflosigkeit es el estado de desvalimiento en que se encuentra la criatura humana por su inmadurez al nacer. Sin embargo, podríamos sostener que esta Hilflosigkeit es característica de toda la vida humana, por su fragilidad biológica, social y psíquica. El desamparo por no disponer de lenguaje y estar bajo los embates pulsionales constituye un campo que incumbe al psicoanálisis. Lo que resulta traumático es la pulsión del bebé, la pulsión del Otro y la no disponibilidad de lenguaje para tramitarlas. Sin embargo si hay un punto de conexión entre el desamparo social y el psicoanalítico es que el gran Otro, como alteridad radical, como orden de los sistemas de intercambio de los bienes y de la sexualidad, establece condiciones de desigualdad y desvalimiento a través de leyes que favorecen la concentración de bienes y la pobreza de las mayorías. Esta discriminación y desconocimiento de las necesidades humanas establece un goce que comparte con el concepto de Otro no castrado, no sometido a ley. En realidad, es la ley misma la que tiene estas características de discriminación y sometimiento, es decir, ella misma implica un sesgo de goce perverso.

La necesidad de ser amparados es inmanente a la condición humana. Desde el comienzo de la vida, aun antes del nacimiento, se necesita del cuidado psíquico y biológico materno filial, del mismo modo que en el momento del nacimiento y a largo de toda la infancia. Todos estos cuidados pueden ser sostenidos merced al entorno cultural. Estos requerimientos son destacados por múltiples enfoques psicológicos y psicoanalíticos. Sin embargo, no siempre es resaltada la necesidad del lenguaje y la simbolización como la más trascendente condición de amparo de la especie. Esto abarca la necesidad de la creación de quien ejerza la función materna y que se vaya pautando la independencia de los objetos primarios a partir del desprendimiento de la madre. Sin un lenguaje la cría humana permanecería en una dependencia de un otro, que es el modo más precario para lograr protección. La posibilidad de lograr autonomía apoyados en la capacidad de simbolizar y lograr un lenguaje es lo que termina dando el mayor amparo. Todo esto nos lleva a que la socialización, precisamente lograda mediante el recurso del lenguaje, sea imprescindible para la realización como sujetos. No obstante, a nivel social lo más inquietante es el desamparo intencional, sea por “buenas” o “malas” razones. Esto nos introduce en el territorio de la violencia como modo extremo de desamparo en sus máximas expresiones, ya que la cultura y la capacidad simbólica se utilizan para privar al sujeto de toda consideración, transformándolo en un objeto. Estas ideas serán ilustradas mediante una viñeta clínica.

Es nuestro propósito interrogar éste término usado por el psicoanálisis para dar cuenta del desvalimiento humano a partir de su condición inicial de absoluta dependencia. Tal como Freud la propone cuando hace referencia a la Acción Específica y a cierta respuesta a la demanda del niño. Más que suponer cuál es o cómo es esa respuesta, trataremos de pensar lo que Freud denomina Hilflogiskeit, en sus resonancias en alemán, en cómo fue traducida al español y cuáles son sus usos en el psicoanálisis. Además de desamparo la palabra alemana significa impotencia, indefensión y hasta inoperancia. En ese entramado de la palabra, hilflosigkeit encontramos también el lugar que Lacan le da a ese término en algunos momentos de su recorrido y que se refieren al sujeto humano en su condición de infans en un momento anterior a la "identificación resolutiva" del nombrado "estadio del espejo". Lacan supone ese momento como el de la unificación de la imagen del cuerpo que devendrá en la formación que llamamos yo (moi). Este momento es fundamental para dar cuenta del cuerpo fragmentado y no al revés. Creemos que es a partir de la imagen unificada del cuerpo en el espejo que podemos luego, en un a posterioiri, pensar las diferentes formas del cuerpo fragmentado que se ven en la práctica clínica. Proponemos también pensar éste hilflosigkeit como una posición del sujeto humano no solamente a partir de su prematuridad de origen sino también como posición subjetiva e inherente a la condición del ser en tanto ser mortal y sus precariedades ante la insuficiencia del lenguaje para dar cuenta de la vida misma. Es una manera diferente de ubicar la castración por fuera de la lógica de la amenaza tal y como Freud lo propone en sus trabajos del 20. Toda vicisitud humana que se produzca en el transcurso de nuestra vida y que “toque” el duelo, el cuerpo, las pérdidas, los fracasos, podrían redefinir el hilflosigkeit que nos atraviesa. Tal vez, ésta posición anímica no sea “demostrable” fácilmente, a veces son momentos casi imperceptibles de la vida. Así lo atestigua un poema de Cesar Vallejo (Poema No. XVIII Trilce) que elegimos para ésta ocasión que en su decir maravilloso nos permite sentir en nosotros mismos su propio desamparo-